lunes, 10 de agosto de 2009

MERIENDA PARA FELINOS


foto: Jairuzziel
Barrigas llenas y corazones contentos

Mercedes Palma trabaja todos los días como empleada del hogar en la Av. Arequipa. Pero dedica 20 minutos de su tiempo a repartir comida a decenas de felinos que abundan en el Parque Kennedy. Ella, como pocos, se preocupa por aplacar el hambre de un pequeño porcentaje de los más de 800 mil animales callejeros que viven en condiciones precarias en la capital.


Van a ser las tres de la tarde y el movimiento en el corazón de Miraflores aumenta. La gente va de un lado para otro, la mayoría, en busca de algún restaurant para calmar el hambre. Es la hora del almuerzo, Mercedes lo sabe, por eso se traslada - desde la cuadra 25 de la Av. Arequipa, lugar en donde labora como empleada doméstica- hasta el Parque Kennedy, llevando en hombros como mínimo dos bolsas con comida para gatos, destinada a sus engreídos de siempre.


Su labor llama la atención a más de uno. Llega como quien viene de compras, se va a buscar a los mininos para provocarlos con el olor y los traslada en fila india -siempre ella a la cabeza- hasta algún lugar vacío y con sombra. Luego procede a servirles el refrigerio en platitos que religiosamente lleva en cada visita.

Los menús constan de: ensalada de atún, hígado sancochado, leche (preparada con agua hervida) y, cuando hay suerte y dinero, alimento especial para gatos. Mercedes cuenta que realiza esta actividad por lo menos tres veces por semana y la hace a raíz de que Sergio, el gato de sus amos, fugó por amor y nunca más apareció.

“Yo llegué a Lima hace tres años. Ese animalito era el único que me acompañaba. Se perdió hace un año. Desde ahí decidí alimentar a los gatos de la calle”.

Ya varios curiosos se han aglomerado a su alrededor. Todos la escuchan y observan minuciosamente, quizás por dentro admirando su enorme capacidad de amor por los animales.

Acto seguido, y como si fuera un programa de cocina en vivo, da más detalles acerca de las delicias a las que están acostumbrados sus engreídos. “Usualmente les traigo hígado sancochado sacándole bien la grasa para que no les caiga mal; ensalada de atún con cebolla y arveja; leche preparada con agua hervida, por favor, y Ricocat cuando alcanza la platita”. Ahora queda claro por qué lo de ‘engreídos’.


Mercedes cuenta que sus patrones solo le dan 20 minutos para realizar esta actividad. En algunas ocasiones ella se costea el pasaje, en otras, ellos colaboran.

Terminó la hora del refrigerio. A recoger los platos. Es precavida. Ha llevado suficientes bolsas de plástico para depositarlos. Las amarra. Cuando llegue a casa los lavará y luego volverán a terminar en boca de Paco, Yudo, Malia o Noé.


Está a punto de irse, pero no lo hará sin antes despedirse de ellos. Los conoce a la perfección. A pesar de las similitudes los distingue y los llama por su nombre. “Yo los bauticé”, afirma orgullosa.

A Mercedes nadie le enseñó a amar ni a odiar. En una ciudad en la que pocos regalan sonrisas a la gente hay quienes, como ella, sí lo hacen y también algún plato con comida para los tantos animales abandonados que deambulan por la capital.

Recoge todo. Se despide. Por última vez los acaricia. Se va. Es incierta la fecha en que se le pueda volver a ver. Son indistintos los días en los que se da su ‘escapadita’. Sin embargo, si uno se toma el tiempo para ver lo que sucede en Miraflores, se puede llevar con la sorpresa de que, en buena hora, ella no es la única que vela por el bienestar de estos animalitos.

La triste realidad
Cifras de la asociación Unidos por los Animales (UPA) afirman que unos 800 mil perros y gatos viven en condiciones precarias en la calle o con personas que no los atienden ni les proporcionan comida ni abrigo. Esta cantidad representa la mitad de los animales que viven solo en Lima.

En las calles ellos tratan de subsistir buscando comida en la basura. A diario se ve cómo sufren de hambre, frío y enfermedades. Basta caminar por cualquier distrito para descubrir perros esqueléticos, gatos que no paran de maullar y gente indiferente.

Vanesa Torres, presidenta de la Asociación Unidos por los Animales (UPA), agrega que hay además otro porcentaje de animales maltratados: los que son destinados a espectáculos circenses y taurinos, a la comercialización y al consumo humano.

Una solución
La Asociación Unidos por los animales está desarrollando un programa de esterilización masiva, invirtiendo recursos propios y de algunas municipalidades.

Es un proyecto que se viene efectuando desde el 2006, y que ha traído beneficios como el poder adoptar una mascota ya esterilizada. La presidenta de la asociación aconseja al público que si están interesados y en condiciones de criar una mascota, se puede adoptar a alguno en la página de su institución: http://www.unidosporlosanimales.org/ . Aconseja hacer esto en vez de comprar alguno.

El dato:
El 4 de octubre se celebra el Día Internacional de los Animales, en esta fecha se realizan manifestaciones que pretenden hacer comprender a la ciudadanía la responsabilidad que implica tener una mascota y el respeto que esta merece.

Galería de gatos miraflorinos: http://paseosfotograficos.wordpress.com/2009/03/08/los-gatos-del-parque-kennedy/

3 comentarios:

  1. Interesante crónica Miriam. Es extraño encontrar personas que se preocupen por los animales desamparados. Yo no camino mucho por Miraflores, pero si bajo algún día a esa hora voy a estar atento por si doña gata aparece con sus bolsas llenas de comida. Ah si, para que este más atractivo tu blog te aconsejo que le pongas más gráficos, unas fotitos por ahí o videos que puedas hacer. Seguire tu blog Miriam, cuidate besos.

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  2. Sí, es increible pensar en encontrar personas así, a esa señora la encontré de casuela. Gracias, chico perico, seguiré tus consejos y también tu blog ;). Bye!

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  3. yo amo a estos gatos, generalmente cuando tengo q encontrarme con alguien en Miraflores le digo que me espere alli porque me gusta mucho jugar con los mininos MEOWW!!

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